jueves, 11 de junio de 2009

Crisis hunde a organismos filantrópicos

Asegura que lo vio venir. Desde el quiebre financiero global de octubre pasado, la directora de la Fundación Clara Moreno y Miramón, Marta Yarza, supo que 2009 sería un año complicado para esta institución que es hogar y escuela para 78 niñas y adolescentes en el DF.

Afuera de su oficina, tapizada con dibujos, diplomas y agradecimientos de sus niñas, un par de memorándums avisan a los empleados las fechas para el pago de los sueldos, atrasados ya un par de meses. “Algunos donativos (privados) ya autorizados se han retrasado hasta cuatro meses; 10% de nuestros benefactores de la sociedad civil están desempleados y dejarán de aportar por un tiempo. Esto nos pega en el flujo de efectivo”, dice la directora de esta institución. Son las 12:00, tal vez la hora más apacible en ese lugar, cuando las niñas, de impecable uniforme y coquetos peinados, están en clase. La fundación, creada en 1917, tiene a su cargo a niñas que nacieron en hogares muy pobres, en ambientes de violencia o adicciones. Marta Yarza está ejerciendo un control muy acucioso del presupuesto. Le han llamado colegas de otras instituciones, menos sólidas que la suya, que le piden reciba a más niñas, pues podrían cerrar sus orfanatorios y albergues.

A casi 600 kilómetros de ahí, en Guadalajara, Hogares de la Caridad ya tuvo que echar mano de los ahorros y por estos días organiza una rifa para compensar los pesos que ya no reciben en su cuenta. Perdieron a 10 de los 65 donantes estables que financiaban la manutención y el cuidado de 24 niños y jóvenes, huérfanos o abandonados, con parálisis cerebral. Para mayo, no llegaron 30,000 de los 100,000 pesos mensuales que requieren para dar alimento y terapia y alojarlos en una casa de la colonia Providencia. “De ese déficit que ahora tenemos, 20,000 provenían de una sola empresa”, comenta Alejandro Orozco, representante de la organización creada en 1991 por la congregación Sociedad Siervos de Jesús. “No podemos dejar de darles de comer y dar medicinas a los niños”, dice Orozco.

Abril fue un mes como todos, pero en mayo, Operation Smile de México vio caer 35% los donativos que financian las cirugías gratuitas a niños con labio leporino y paladar hendido. “Al llamar a algunos de nuestros donadores nos dijeron que este año no nos iban a poder dar ayuda”, cuenta Laura Trigo, directora general de la organización que tiene su cuartel en Guadalajara. Las empresas aportan 80% de sus ingresos.

Las personas y las empresas están siendo más cuidadosas con pesos y centavos. Y parece ser que los donativos son uno de los rubros castigados en esta crisis. Las donaciones ya cayeron 30%, estima David Pérez Rulfo, director de Corporativa de Fundaciones, una asociación civil tapatía dedicada a fortalecer instituciones filantrópicas en el occidente del país. Y la caída se está dando lo mismo en donativos empresariales que individuales.

El impacto podría ser fatal para algunas organizaciones, observan los representantes de Juntas de Asistencia Privada (JAP) del Distrito Federal, Estado de México y Jalisco. “La angustia por la falta de fondos existe y seguramente muchas tendrán que cerrar este año”, dice Gerardo Gómez Lastiri, director de Donativos de la Junta del Estado de México, que hoy agrupa a unas 200 instituciones y tiene a 80 empresas donantes. Pero eso “se solventa con una mayor profesionalización”, afirma Gómez Lastiri.

Algunos han tomado previsiones. La Junta del DF, por ejemplo, creó un Fondo de Emergencia para apoyar a las afiliadas que lo soliciten a fin de evitar despidos de personal, cubrir obligaciones fiscales, evitar desalojos o solventar los gastos de operación en caso de que esté en riesgo su viabilidad.

De apoyos públicos, ni hablar. Los presupuestos se aprobaron antes de la crisis y es difícil que aumenten. Además, “el gobierno no ha anunciado ningún programa contracíclico para apoyar a las organizaciones de la sociedad civil”, dice Rogerio Casas Alatriste, presidente de la Junta del DF.

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