lunes, 20 de abril de 2009

Así sedujeron a México Madoff y Stanford

La historia es la misma por donde quiera que uno mire: a unos mexicanos adinerados les ganó la promesa de buenas ganancias sin impuestos en Nueva York o Antigua, todo bajo confidencialidad. Para Bernard Madoff y Allen Stanford, México fue un territorio fértil gracias al mito de que invertir en el extranjero era más seguro.

Pero no.

Los inversionistas que recuperarán la mayor parte de su dinero son quienes invirtieron con Stanford solamente en México. Nadie sabe cuántos cayeron víctimas de estos dos fraudes; quizá fueron 6,000 mexicanos, según los cálculos de algunos abogados. Pero los relatos se repiten: se trata de una historia de inocencia y codicia, y las pérdidas podrían sumar varios cientos y hasta miles de millones de dólares.“La verdad es que yo nunca analizaba mucho los estados de cuenta y, hasta por seguridad, los que llegaban a casa los quemaba”, dice una defraudada por el Fondo Optimal de Madoff –quien pidió el anonimato– que perdió unos 40,000 dólares.

“La operación la manejé siempre desde Houston y la tenía fuera por seguridad. No confío en ningún banco en México”.Las fortunas de familias mexicanas se fueron a morir en Houston. Algunas se fueron con Madoff vía el Fondo Optimal de Banco Santander, y otras pasaron por Texas en ruta a su muerte en la isla de Antigua.

Nunca podremos saber cuánto perdió el país ya que en muchos casos las víctimas no suscribirán las pugnas legales por miedo a ser identificadas y por lo tanto tener que explicar el origen de su dinero. Otros no querrán llamar la atención de las autoridades fiscales y otros buscarán pasar desapercibidos por razones de seguridad.

“Mientras todos ganan 12% nadie se queja, nadie se pone a preguntar cómo le hacen”, dice Andrés Borrego, director general de Credit Suisse en México. Muchos quizá están deseando haber hecho más preguntas, pues si se hubieran fijado más profundamente, los signos ya estaban ahí.

¿Cómo lo hicieron?

Bernard Madoff y Sir Allen Stanford son dos personajes que difieren mucho entre sí. Uno es un cosmopolita miembro de la élite judía neoyorquina y el otro, un locuaz texano que una vez enfureció a los jugadores de la selección inglesa de cricket al galantear con sus esposas en un torneo que él patrocinó en el Caribe, con 20 mdd al equipo ganador.Pero tienen algo en común: ambos convencieron a miles de inversionistas de que tenían una estrategia secreta para invertir y lograr ganancias por encima del promedio año tras año.

Desde que Charles Ponzi convenció a miles de trabajadores estadounidenses de que había descubierto un método infalible para hacer dinero en 1918, los inversionistas han caído presa de defraudadores así. No hay nada nuevo más allá del tamaño de las pérdidas. Si bien Madoff usó dinero nuevo para pagarle a inversionistas antiguos, Stanford aún no lo aclara. Lo que sí es cierto es que Ponzi mintió en lo referente a las inversiones seguras y líquidas. Entre los engañados estaban HSBC, PricewaterhouseCoopers y el banco Santander. En realidad ellos debían haber tenido más cuidado, pero no hicieron preguntas básicas sobre la manera en que se invertía y rastreaba el dinero; con esto, recibieron una lección que puede prevenir futuros desastres similares. O tal vez no. A todo el mundo le gusta creer que va por el carril de alta velocidad ganándole al mercado. Además, para los mexicanos existe el bono adicional de que el dinero está en dólares y lejos del alcance de Hacienda o de cualquier devaluación.

Hasta ahora, las investigaciones sólo han encontrado 1,000 mdd en las cuentas de Madoff, que básicamente irán a parar a manos de los abogados y contadores. Stanford no dice nada, ni siquiera al FBI. Todavía nadie sabe qué fue de los 8,000 mdd en activos que se suponía que tenían sus bancos. 

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