jueves, 9 de abril de 2009

Compañías energéticas van tras estímulo

No se abrieron botellas de champán en Horizon Wind la mañana de febrero en que el Presidente Obama aprobó los 787,000 millones de dólares de la ley Federal de Recuperación y Reinversión. En vez de eso, 30 empleados tomaron café mientras trabajaban en la sala de juntas de la compañía de energía de reciente fundación en Houston. Los asistentes a la reunión de emergencia revisaron la lista de clientes potenciales de la compañía y decidieron trasladar algunos proyectos del Nivel 2 (prometedor pero en suspenso) al Nivel 1 (financiado), gracias a los 50,000 millones de dólares del plan de estímulo destinados a la energía renovable.

"Ésta es una gran oportunidad", dice el Oficial Operativo en Jefe de Horizon Wind, Gabriel Alonso. "Todos estamos muy emocionados".

A medio continente de distancia, otro ejecutivo de la energía renovable tomaba el teléfono. Chris King, presidente ejecutivo de estrategias de eMeter, una compañía de San Mateo, California que fabrica software para la red de suministro de electricidad, estaba encantado con la cuota de 11,000 millones de dólares del proyecto de ley para negocios como el suyo.

"Comenzamos a llamar a nuestros inversionistas y clientes prospecto de nuevo", dice King. "Los fondos acelerarán algunos proyectos y harán otros más atractivos, lo que nos permitirá duplicar nuestra capacidad en los Estados Unidos este año".

Foro de discusión: ¿Es éste el momento de invertir en energía ecológica?

El frágil ambiente económico de la energía renovable es dominado por pequeñas firmas, y para algunas de ellas el estímulo llegó justo a tiempo. La crisis del mercado crediticio del pasado octubre fue una sacudida en particular ruda para un sector que se había enriquecido durante seis años consecutivos de crecimiento récord de inversiones. Incluso ahora, pocos en la industria dudan de que una gran revolución ecológica se ponga en marcha.

"Todo mundo está en modalidad de supervivencia", dice Brian Fan, director senior de investigación de Cleantech Group, una organización comercial de San Francisco.

Para las compañías de energía renovable, la recesión no pudo haber llegado en un peor momento: Apenas comenzaban a ver el fruto de sus inversiones. De acuerdo con Ernst & Young, la inversión privada en tecnología renovable creció en un 65% anual del 2002 al 2008, año en que alcanzó los 4,700 millones de dólares. La industria eólica de los Estados Unidos marcó un récord de 8,400 megawatts de capacidad energética en el 2008, suficientes para abastecer a 2 millones de hogares. Las instalaciones de paneles solares se duplicaron el año pasado. Pero es casi seguro que el número de nuevas instalaciones de energía renovable disminuya en el 2009.

El paquete de estímulo ofrece algunos puntos óptimos. Entre ellos: 8,000 millones de dólares en garantías de crédito para tecnologías innovadoras; una extensión de tres años y 13,000 millones de dólares de crédito fiscal destinado a la producción de energía renovable; un crédito fiscal para nuevas inversiones; y mucho trabajo para los pequeños contratistas que construirán edificios gubernamentales y proyectos de vivienda eficientes desde el punto de vista energético.

"En conjunto, la propuesta obtiene notas altas", dice Rona Fried, presidenta de SustainableBusiness.com, un sitio Web de noticias ecológicas. "Cubre los elementos necesarios para respaldar la energía renovable de un modo significativo".

Golpeados por la crisis

La pregunta es si este apoyo es demasiado pequeño, o llega demasiado tarde. Por cada Horizon Wind o eMeter que vio un incremento inmediato en su negocio, hay pequeñas compañías para las cuales la recuperación aún parece un espejismo en el extremo más lejano del desierto.

DMI Industries, una compañía de Fargo, Dakota del Norte que fabrica torres para turbinas eólicas, redujo su fuerza laboral en un 20% cuando la propuesta de ley de estímulo aún se debatía. DMI cree que pasarán meses antes de que sus clientes comiencen a llamar de nuevo.

OptiSolar, un desarrollador líder de granjas de paneles solares en Hayward, California, estaba por construir una descomunal instalación de 550 megawatts para Pacific Gas & Electric -pero no pudo lograr que la producción comenzara sin los 300 millones de dólares en garantías de crédito que le había pedido al gobierno. (En marzo, OptiSolar le vendió su cartera de proyectos a un rival por 400 millones de dólares en acciones).

En teoría, los 8,000 millones de dólares en garantías de crédito del plan de estímulo deberían ayudar. Pero semejantes garantías han estado disponibles desde el 2005, cuando el Congreso aprobó la Ley de Política Energética. Ni un solo dólar se ha abierto camino hacia alguna compañía. El proceso de revisión es lento, y los anticipos son elevados.

"Ha sido un hoyo negro", se queja George Sterzinger, director ejecutivo del Proyecto de Políticas de Energía Renovable. Aún está por verse si la administración de Obama podrá reparar este averiado proceso.

A corto plazo, es probable que los créditos fiscales de la propuesta de ley sean más útiles que las garantías de crédito. En primer lugar, el doble acceso es ahora fomentado: Las compañías ecológicas pueden atiborrarse tanto de créditos fiscales estatales como federales en lugar de verse forzadas a escoger. En segundo lugar, incluso las compañías ecológicas de reciente fundación sin ingresos que generen impuestos recibirán un cheque fiscal de Hacienda con el reembolso máximo.

Los negocios de energía renovable obtendrán un crédito fiscal del 30% sobre inversión que tiene como objetivo motivar su expansión en los Estados Unidos (en lugar de en el extranjero, donde el 90% de la fabricación de energía renovable tiene lugar). La compañía de tecnología solar Heliovolt, con base en Austin, planea hacer ni más ni menos que eso.

"Estamos en posición de duplicar la capacidad de nuestra fábrica", dice el fundador B.J. Stanbery. "El programa nos da la fuerza para decirles a nuestros inversionistas, ‘Esto reduce tu riesgo' ".

Además, están los 11,000 millones de dólares asignados a la expansión y mejoramiento de la red de abastecimiento de energía eléctrica de los Estados Unidos, una gran ayuda para pequeños actores del negocio de "redes de suministro inteligente" como eMeter y Tendril. Este dinero será destinado a financiar casi 5,000 kilómetros de nuevas líneas de transmisión de alto voltaje, para ayudar al viento y las granjas solares de los estados de la llanura y el suroeste estadounidenses a alcanzar las ciudades que necesitan su poder y computarizar toda la red de abastecimiento para máxima eficacia.

Si se hace correctamente, la red de abastecimiento inteligente podría hacer por la energía renovable lo mismo que la autopista interestatal hizo por los autos. Pero John Wellinghoff, el presidente en funciones de la Comisión Reguladora de Energía de los Estados Unidos, les dijo hace poco a los reporteros que una verdadera red de abastecimiento inteligente costaría 200,000 millones de dólares. Wellinghoff describió los 11 mil millones de dólares del paquete de estímulo como "capital semilla".

Es una buena analogía del estímulo para la tecnología ecológica: semillas que algún día podrían generar retoños, pero sólo después de un largo y difícil invierno.

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